De manera que ante el cumplimiento de uno de sus primeros y principales objetivos, como era la renuncia de Mubarak, nuevamente manifestamos nuestro apoyo y acompañamiento.
Esta Revolución No-Violenta, en la que la consigna de la acción pacífica era para los manifestantes casi tan importante como la de la renuncia de su presidente, es un verdadero ejemplo del nuevo rol que podrán tener los pueblos, utilizando las nuevas redes de comunicación, toda vez que el clamor de justicia y libertad los cohesione y les dé fuerzas.
Queda no obstante un arduo camino por recorrer. Una transición manejada por un vicepresidente como Suleiman (jefe de los torturadores), por un ejército que si bien se negó a reprimir a los manifestantes, tiene una cúpula muy ligada a Mubarak y a USA, y por algunos líderes opositores de relativa representatividad, será una transición difícil si el pueblo no se mantiene atento.
Obama, quien ahora hábilmente apoyó las demandas democráticas en Egipto (después de 30 años de que USA tuvo a la dictadura como principal aliada en la región), hará lo posible para que los cambios no sean muy profundos, y sobre todo no terminen afectando los acuerdos de Camp David de 1979. Nada más alejado de los intereses de USA que el hipotético resurgimiento de un panarabismo al estilo Nasser, o peor aún de un crecimiento de los fundamentalismos. No pareciera que los Hermanos Musulmanes, representando algo más del 20 % de la población, quieran ni puedan volcar a Egipto hacia el fundamentalismo; pero probablemente haya violentos que busquen arraigar allí, y probablemente USA y el continuismo egipcio los utilice de pretexto para reprimir.
Es por todo esto que el pueblo egipcio debe permanecer alerta, para que los cambios sean reales y profundos, y no meras reformas cosméticas en lo político, ni tramposas ayudas financieras en lo económico. Y para ello deben estar atentos y movilizarse por una nueva constitución y por el cumplimiento estricto de cada demanda, sin permitir que la transición se transforme en dilación y desgaste, para que a la final nada cambie.
El pueblo en general, y en particular los sectores más dinámicos en esta revolución, como los jóvenes y los sindicatos, debieran generar una articulación permanente y exigir un protagonismo en la implementación de las transformaciones. Así como los modernos canales de comunicación sirvieron para movilizarse, también debieran servir para organizarse y poder trabajar con permanencia en la construcción de una Democracia Real.
Así que mucho es lo que aún queda por recorrer a partir de mañana, pero hoy es un día de festejo para el pueblo egipcio y para todos aquellos que aspiramos a una Revolución Mundial No-Violenta.