El empresariado, que desconfiaba de este ex militar que encabezó un golpe de Estado en el año 2000, se siente aliviado con la designación de un Gabinete que le daría continuidad al modelo que ha sido exitoso en términos de crecimiento económico, pero que no se tradujo en mejoras para las clases populares.
Son estas clases populares, probablemente, las que someterán a una «atenta vigilancia» el cumplimiento de las promesas electorales de Humala, según palabras de Jorge González Izquierdo, ex ministro y actual profesor de Economía, en la Universidad del Pacífico.
Mala señal fue saber que no prosperará la reducción del precio del galón de gas que prometió durante su campaña, hoy en 36 soles (unos 12 dólares), a 12 soles (alrededor de 4 dólares). El designado ministro de Energía y Minas, Carlos Herrera Descalzi, ha dicho públicamente que eso no es posible. «Ése es el tipo de cosas que tendrá que cuidar, porque mucha gente se la va a cobrar si no cumple», opinó González Izquierdo.
**La etapa de “pisar callos”**
Con la herencia de un crecimiento económico récord de los pasados años, con un promedio de entre el 6 y 7 por ciento anual, que en el 2010 alcanzó el 8,8 por ciento, Ollanta Humala intentará repartir mejor los frutos del crecimiento económico.
De allí que el principal desafío sea, según Enrique Bernales, analista y miembro de la Comisión Andina de Juristas, “de carácter psicológico y consiste en ganar confianza”.
Tanto González Izquierdo como Bernales coinciden en aprobar su alejamiento del modelo chavista para promover el modelo brasileño de ´Lula´ da Silva, quien combinó el pragmatismo macroeconómico con la distribución de la renta en beneficio de los más pobres. El propio Humala lo dejó claro cuando dijo que «el Perú ha cambiado, y también yo».
“La manera como él trazó sus viajes, dice Bernales, primero a Brasil, después a todos los países del Cono Sur, a continuación a los Estados Unidos, y en la última etapa a Venezuela, México y Cuba, fue ya modelando un cierto tipo de mensaje subliminal de por dónde iban sus opciones en términos de política internacional”.
Tras la designación de un Gabinete más ortodoxo, que incluye figuras como la del empresario Salomón Lerner Ghitis como Primer ministro y Miguel Castilla Rubio en la cartera de Economía, y hay que agregar la confirmación en su cargo del titular del Banco Central, Julio Valarde, “le sigue ahora la etapa de gobernar,” agrega Bernales, “y gobernar significa, en algunos aspectos, pisar callos”.
Entre los callos con los que lidiará asoma el impuesto a las sobreganancias mineras, otra de sus promesas electorales, así como los conflictos sociales, unos 139 activos, según la defensoría del Pueblo.