El estado español tiene un déficit de 22.746 millones de euros según la vicepresidencia del gobierno de asuntos económicos.

La banca española ganó más de 14.000 millones de euros el año pasado según la Asociación Española de Banca (AEB).

Hacienda también informa que las grandes empresas y fortunas defraudan más de 42.700 millones del IRPF.

Según el Centre d’Estudis per a la Pau J.M. Delàs el gasto militar español fue de más de 17.000 millones de euros en 2010.

Beneficios bancarios más fraude conocido del gran capital más gasto militar suman casi 74.000 millones de euros. Por no hablar del despilfarro en sueldos de políticos, contratación pública corrupta, campañas propagandísticas y un largo etcétera de secundariedades que suponen muchísimos miles de millones más.

A la luz de estos datos no se ve la crisis económica por ningún lado. En todo caso, no se entiende que se deba atajar el «déficit» recurriendo al endeudamiento financiero y al recorte de lo que ellos llaman «gasto social».

En el Documento Humanista hay un parágrafo que dice: «Los humanistas no necesitan abundar en argumentación cuando enfatizan que hoy el mundo está en condiciones tecnológicas suficientes para solucionar en corto tiempo los problemas de vastas regiones en lo que hace a pleno empleo, alimentación, salubridad, vivienda e instrucción. Si esta posibilidad no se realiza es, sencillamente, porque la especulación monstruosa del gran capital lo está impidiendo.»

La crisis es de un sistema que da sus últimos coletazos «El gran capital ya ha agotado la etapa de economía de mercado y comienza a disciplinar a la sociedad para afrontar el caos que él mismo ha producido» (Documento Humanista, Silo, 1993)

Los humanistas planteamos la necesidad de un nuevo modelo político y social que ponga como eje central al ser humano y no al dinero. Cuando se empiece a organizar la sociedad priorizando la salud, la educación y la calidad de vida del pueblo estará operando un nuevo sistema a la altura del ser humano de hoy.

«Los humanistas sienten la necesidad de actuar no solamente en el campo laboral sino también en el campo político para impedir que el Estado sea un instrumento del capital financiero mundial, para lograr que la relación entre los factores de la producción sea justa y para devolver a la sociedad su autonomía arrebatada» Esto sólo será posible cuando un importante porcentaje de la población deje de creer en el sistema y comience a relacionarse con otros de un modo nuevo: solidario y no violento.

Juande Martos es miembro del Partido Humanista Internacional en Barcelona